jueves, 6 de junio de 2013

PEPITA JIMENEZ

“La seguridad con que cada uno escoge el camino a seguir es lo que le dará la felicidad en el futuro.”



[1]._“Haces mal en aconsejarme que sea sacerdote. Reconozco mi indignidad. No era más que orgullo lo que me movía. Era una ambición mundana como otra cualquiera. ¡Qué digo como otra cualquiera! Era peor: era una ambición hipócrita, sacrílega, simoniaca.


La obra “Pepita Jiménez”, es una novela escrita por el español Juan Valera en el siglo XIX; de estilo realista ya que escoge ambientes reales y narra hechos que posiblemente ocurrieron de verdad; esta obra está fue hecha con un lenguaje sencillo, fácil de entender y agradable para el lector, en la cual el autor hace entender que se ha encontrado unas carta escritas en épocas anteriores por un religioso y que él se las encontró  por lo cual lo que está haciendo, es contar lo que alguien ha escrito; este detalle hace que la novela tenga aspecto de real. La obra se trata principalmente del amor que nace de un seminarista llamado  Luis Vargas por la hermosa y joven viuda, Pepita Jiménez, y la constante lucha por olvidarse de ella, para poder seguir con su proyecto de ordenarse sacerdote, pues para ello se había preparado por largos años junto a su tío el deán.  Está dividida en tres partes: la primera, “Cartas de mi sobrino”, las cuales son dirigidas a su tío y en las que narra el seminarista cada uno de los acontecimientos en la visita a su padre; la segunda, “Paralipómenos” la cual es narrada en tercera persona y es en donde cuenta todo el proceso de enamoramiento entre los dos protagonistas principales y la lucha interior de Luis Vargas al sentir que le está fallando a Dios; y la tercer parte, “Cartas de mi hermano” narración que hace Don Pedro Vargas a su hermano y en las que le cuenta el desarrollo de lo que sucede con su hijo y Pepita Jiménez. En este ensayo quiero dar importancia al tema central, el cual es el conflicto interior de Luis Vargas por incumplir a sus mandatos espirituales, y el amor que le ha nacido por alguien terrenal diferente a Dios.

Vemos como, Luis quien se ha criado con su tío, no conoce vida diferente a la de un seminario ni temas distintos a los que tratan de religión, es enviado a un pueblo de España en donde vive su padre Don Pedro  y empieza a disfrutar de todo lo que se presenta día a día hasta de lo más sencillo como son las huertas campesinas, [2]¡Qué sendas tan lindas hay entre ellas! A un lado, y tal vez a ambos, corre el agua cristalina con grato murmullo. Las orillas de las acequias están cubiertas de yerbas olorosas y de flores de mil clases.” En esta primera parte de la obra descubrimos que el padre era bastante irresponsable con su hijo, ya que en vez de moderar su forma de ser para darle un buen ejemplo prefirió que su hermano quien era un cura, y vivía en un monasterio lo criara lejos de él, le diera una educación preparándolo para que más adelante se convirtiera en sacerdote, sacrificándolo de disfrutar de la libertad que un joven como él lo pudiera hacer.

Es por ésta razón, que a pesar de haber sido educado con las enseñanzas cristianas en donde es todo amor y perdón, en su mente quedaban aún los recuerdos de cuando era un niño y su madre sufría con el comportamiento de su padre lo cual en lo profundo de su corazón sentía algo de rencor que lo angustiaba; por esta razón al llegar al pueblo al principio lo hacía como un deber más no como un querer, pero como seminarista también tenía la facultad de perdonar [3]la fuerza de la sangre, el vínculo de la naturaleza, ese misterioso lazo que nos une, me lleva, sin ninguna consideración  del deber, a amar a mi padre y a reverenciarle”; esto por lo que dice la biblia, que los padres siempre deben ser amados y respetados por sus hijos aunque en algunas ocasiones los padres cometen errores demasiado graves como para olvidar que lo hicieron y perdonarles.

De igual manera, el autor nos muestra que a pesar de su alejamiento en el que han vivido, existe una buena relación entre padre e hijo pero también vemos que como el pueblo ni las costumbres son de su ambiente, al principio se aburría  de lo nuevo que se le presentaba a diario razón por la cual, en sus cartas le pedía a su tío lo sacara de ese sitio y lo llevara nuevamente al convento para continuar con su vida de meditación; además, porque sentía con las nuevas experiencias que su vida de oración se estaba dejando influenciar por otros momentos que él ni se las había imaginado; aquí el autor nos presenta varias razones que son importantes para la sensibilidad de cualquiera, como es la belleza de la naturaleza, los amaneceres o el simple cantar de los pájaros [4]temo materializarme demasiado: me parece sentir alguna sequedad de espíritu durante la oración; mi fervor religioso disminuye; la vida vulgar va penetrando y se va infiltrando en mi naturaleza.” Estas cosas para él no eran importantes y se sentía mortificado porque no lo dejaban concentrarse.

También podemos encontrar en la obra de Juan Valera el sufrimiento al que  se enfrenta Luis cuando descubre que no sólo la naturaleza o el bullicio de la gente lo apartaba de la oración, sino también la belleza y el amor hacia la mujer a quien su padre pretendía. Es así como sin darse cuenta se fue dejando envolver por el amor el cual era totalmente diferente al que le habían enseñado los libros de teología en donde solo le hablaban del amor a Dios y al hermano, sino el que siente un hombre hacia una mujer; y eso era lo que estaba sintiendo y le producía un enorme temor. [5]Al mirarnos así, hasta de Dios me olvido. La imagen de ella se levanta en el fondo de mi espíritu, vencedora de todo. Su hermosura resplandece sobre toda hermosura; los deleites del cielo me parecen inferiores a su cariño”. Al igual que su amor crecía por Pepita, también lo hacia el temor por sentirse desleal con su padre, ya que éste pretendía a la misma mujer; con su tío, pues le había fallado al no cumplirle sus deseos de convertirlo sacerdote y a Dios por elegir lo terrenal a lo celestial; esto lo hacía porque siempre lo educaron con un solo propósito, sin entender que a Dios también se le puede servir de distintas maneras; por esta razón pensaba que era una prueba que Dios le había puesto en su camino para saber si exactamente el que había elegido era el correcto [6]Con ajenjo me alimenta Dios para probarme, y en balde le pido que aparte de mí ese cáliz de amargura: pero he pasado y paso en vela muchas noches, entregado a la oración,”.

Igualmente, con esta novela podemos entender que un sacerdote o una religiosa son humanos como cualquier persona y que como tal, también tienen sentimientos y se pueden llegar a enamorar en cualquier momento;  en el caso de Luis era solamente seminarista y no se había convertido en sacerdote por eso en la última parte de la obra “Cartas de mi hermano” en donde el deán un poco enojado pero acertado en su comentario, [7] No debiera esto pesarme, porque si ha de faltar y ser galanteador y cortejante, mejor es que su mala condición se descubra con tiempo y no llegue a ser clérigo”; es por esta razón que cuando ellos se consagra a Dios deben hacer votos de castidad y prometen no mirar  ni sentir nada terrenal por el sexo opuesto, solo deben pensar en ellos como hermanos ya que somos hijos de Dios. Muchas personas piensan que para que ellos sean partícipes de todos los problemas y soluciones que se presentan en el mundo, debiera poder casarse y tener sus familias, porque hay temas en que aconsejan pero sin tener ninguna experiencia. También, en la obra el autor en algunos apartes, cuenta como si no fuera de su autoría, el cómo este amor que surgió de estos jóvenes, es considerado un pecado en donde debe ser olvidado para que Dios los perdone.

Por otra parte tenemos los sentimientos de  Pepita Jiménez, quien por primera vez estaba realmente enamorada ya que había estado casada pero su esposo murió quedándose sola y con mucho dinero.  Es increíble pensar que una persona sea obligada a casarse con otra por conveniencia, como en el caso de Pepita su madre la había obligado a ello con un señor que podía ser su abuelo y todo por su dinero, porque le convenía a toda la familia, sin pensar en la vida de ella que aunque no pretendía ser monja vivía como si lo fuera, pues permanecía mucho tiempo en su casa y dedicada a ayudar a las personas necesitadas e igual que Luis también se sentía pecadora por sentir amor por el hijo de quien la pretendía y además, él era un escogido por Dios y por lo tanto la culpa era de ella por haberse  atravesado en su camino [8]Sí, ha sido una maldad atroz, pero instintiva; una maldad inspirada quizá por el espíritu del infierno que me posee. No te desesperes ni te aflijas, por amor de Dios. De nada eres responsable”.

Ahora bien, todo este desespero que vivieron  esta pareja se hubiera podido evitar si desde un principio hubieran aclarado los sentimientos el uno por el otro; pero claro está que esto tiene su proceso y además, que cada uno tenía sus dudas; primero, porque era un sentimiento que ninguno hasta el momento había experimentado, segundo porque no querían herir a  las personas que tenían a su lado como el caso de Luis, que estaba su tío el deán y su padre que aunque no habían compartido grandes cosas, lo respetaba y Pepita no quería lastimar a Don Pedro quien desde hacía un tiempo la cortejaba. Al contrario de lo que pensaban ellos sería un caos cuando todos se enteraran de sus sentimientos, las personas mayores que por su sabiduría o experiencia ya lo sabían todo, [9]Y que ella está enamorada de ti, y que la noche de la velada de San Juan estuviste con ella en dulces coloquios hasta las dos de la mañana… No hay perro ni gato en el lugar que no esté ya al corriente de todo”; además ya su papá estaba planeando lo que sucedería en el futuro, solo esperaba que la pareja le contara lo sucedido.

En conclusión,  la obra “Pepita Jiménez  de Juan Valera, es un clásico de la literatura española escrita en el siglo XIX, en la que se narra una historia de amor ocurrida en un pueblo andaluz entre un seminarista y una bella y piadosa mujer. En esta obra, el autor relata cómo ha llegado a sus manos unos escritos hechos años atrás por un deán de que vivió en un monasterio y los cuales contenían unas cartas de Luis de Vargas. La obra está dividida en tres partes; la primera “Cartas de mi sobrino”, es una colección de cartas que él le envía al deán, su tío, durante su estancia en la casa de su padre; la segunda “Paralipómenos” parte en la cual se cuenta todo el proceso de amor entre los dos protagonistas principales sus luchas internas; y la tercer parte, el Epílogo. “Cartas de mi hermano” narración que hace Don Pedro Vargas a su hermano y en las que le cuenta el desarrollo de lo que sucede después de la boda. Esta obra es de estilo del Realismo, pues en ella Juan Valera cuenta y describe todo lo sucedido en un pueblo español que aún existe y que fue donde él nació llamado Andalucía; además todos los ambientes y personajes son detallados al máximo, siendo esto característico del realismo; igualmente los personajes son reales y demuestran lo que era la sociedad en su momento. Otro detalle que hace que la obra sea real, es que cuenta que el autor dice que él solamente se ha limitado a transcribir las cartas y escritos que descubrió en un monasterio.

Por último, el autor quiere con esta obra dejarnos muchas enseñanzas y una de ellas es la liberación de los sentimientos dándonos a entender que Dios quiere que le sigamos siempre, y no precisamente para hacerlo se debe ser religioso, porque con solo hacer las cosas bien podemos estar con él. También, critica los matrimonios hechos por conveniencia que en su época eran tan comunes y que él con su estilo realista ya los mencionaba y hacía pensar a los más jóvenes para que esta costumbre se vaya acabando.


[1] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 226/Formato digital
[2] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 10/Formato digital
[3] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 27/Formato digital
[4] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 56/Formato digital
[5] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 113/Formato digital
[6] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 121/Formato digital
[7] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 258/Formato digital
[8] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 223/Formato digital
[9] Pepita Jiménez/Juan Valera/Pág. 256/Formato digital

1 comentario:

  1. muchas gracias amigo me ayudaste, o me diste buena idea para mi ensayo. gracias

    ResponderEliminar